El Código Fiscal obliga a personas morales, estructuras legales y las partes de los fideicomisos a identificar a su beneficiario controlador, exigiendo su determinación y la documentación correspondiente, de forma precisa. Esta identificación no es una opción, sino una obligación fiscal en México. Si representas a una empresa, debes tener claridad sobre quién ejerce el control real, ya que el incumplimiento puede acarrear multas, auditorías y pérdida de credibilidad ante el SAT.

¿Sabías que las empresas, personas morales y fideicomisos deben identificar a las personas que realmente los controlan u obtienen beneficios? ¿Distingues entre un socio, un representante legal y un beneficiario final? ¿Tienes cómo demostrarlo si el SAT te lo solicita?
Estas preguntas no son teóricas. Hoy, el Código Fiscal de la Federación exige que toda persona moral o fideicomiso identifique a su Beneficiario Controlador: la o las personas físicas que tienen el control real o el beneficio económico, ya sea de forma directa o a través de terceros.
El mayor reto está en saber a quién se debe identificar. Muchos creen que basta con registrar a quien figura en el acta constitutiva. Pero la ley va más allá: señala que debe ser quien toma decisiones, influye en el rumbo de la entidad o se beneficia de sus recursos, aparezca o no formalmente en ella.
No cumplir con esta obligación no solo es un descuido: es una falta fiscal. El SAT puede imponer multas que van desde quinientos mil hasta dos millones de pesos por cada persona que debiste identificar como Beneficiario Controlador. Las sanciones aplican si no obtuviste la información, si la tienes incompleta, con errores o si no la entregas cuando te la soliciten. Incluso si la información está desactualizada, el incumplimiento se castiga. Y más allá del monto, también está el impacto: una mala opinión de cumplimiento fiscal puede cerrarte puertas con clientes, proveedores o instituciones financieras. Este no es un riesgo menor.
Por eso, más que un trámite, esta es una obligación que impacta directamente en la estabilidad legal, fiscal y reputacional de cualquier entidad. Y cumplirla correctamente requiere claridad, procesos internos definidos y asesoría especializada.
Sabemos que no estás buscando añadir más carga administrativa a tu empresa. Pero también sabes que las consecuencias del incumplimiento no se resuelven con excusas. Por eso, te ayudamos a cumplir con esta obligación de forma práctica, precisa y alineada con tu operación real.
Lo primero que hacemos es revisar la estructura de tu empresa, persona moral o fideicomiso. Analizamos quiénes participan, qué facultades tienen, cómo se toman las decisiones y cómo fluye el beneficio económico. Con eso, identificamos con claridad quién debe ser considerado Beneficiario Controlador, según los criterios del Código Fiscal de la Federación.
Después, estructuramos un expediente sólido: que incluya la documentación que acredite la identidad, el vínculo con la entidad, los porcentajes de participación —cuando aplican— y las formas de control directo o indirecto. Todo con base en los lineamientos oficiales y listo para responder ante cualquier requerimiento del SAT.
También te ayudamos a definir políticas internas para mantener esta información actualizada. Porque el riesgo no solo está en identificar mal, sino en no actualizar cuando hay cambios: nuevos socios, ajustes en el control, transformaciones corporativas… cada movimiento cuenta y hay que reflejarlo en tus registros.
Nuestro trabajo no se queda en el diagnóstico. Te acompañamos paso a paso en la implementación, organizamos tu información, capacitamos a tu equipo y, si ya enfrentaste un requerimiento, te ayudamos a responder con fundamento legal.
Identificar correctamente al Beneficiario Controlador no es solo un deber fiscal. Es una forma de fortalecer la transparencia y proteger tu empresa frente a contingencias que, si no se atienden, pueden escalar. Aquí estamos para ayudarte a hacerlo bien, desde el principio.
Protege tu inversión cuidando desde el origen de las aportaciones hasta la escrituración de las unidados, documentando legalmente cada paso para evitar riesgos fiscales, reputacionales o penales y generar confianza ante terceros.
Vende con tranquilidad protegiendo legalmente cada operación. Ganas confianza, protección legal y seguridad para cerrar tratos sin frenar el proceso comercial.
Formaliza tu rol como intermediario para evitar responsabilidades ajenas. Te ayudamos a estructurar legalmente tu participación y cumplir sin afectar tu operación ni tu reputación.
Rentar inmuebles de alto valor, te podría hacer sujeto a obligaciones antilavado. Cumple desde el inicio y evita contingencias legales que pueden afectar tu patrimonio.
Actuar a cuenta de terceros implica obligaciones legales, te coloca en el centro de la operación. Cumple y documenta correctamente tu servicio profesional, separando la relación de confianza de una contingencia legal o profesional.
Enfrenta sanciones o actos de autoridad con una defensa jurídica sólida y especializada. Protege la operación de tu negocio frente a resoluciones del SAT, CNBV o UIF sin comprometer la continuidad comercial.
Prevé conflictos y soluciona controversias sin pasar por jueces y tribunales, resuelve disputas de forma legal, privada, efectiva y económica a través de justicia alternativa.
Recupera saldos a favor con respaldo legal y orden fiscal. Un trámite bien ejecutado mejora tu liquidez y refleja un cumplimiento sólido frente al SAT.
Y hagamos algo grande